Nunca han sabido conocerme sin derramar mi amor. ¿No lo ves? Tengo el pecho abierto, he decidido sacarme el corazón y cada que lo sostengo entre mis manos como una ofrenda a su Dios, la otra persona lo toma, lo desmenuza y salpica todo a su paso. Mi corazón termina hecho añicos en el suelo.
¿No lo ves?
Estoy dispuesta a que me devores si eso significa que podré contarte sobre mi día. Estoy dispuesta a sacrificarme si eso significa que podré platicarte sobre mis miedos.
Si me cortas por el medio, entre mis costillas y pulmones, la sangre brotará desde mis adentros, pero también lo hará mi amor. Y sangraré, sangraré, sangraré mientras veo tus ojos que dicen amarme, pero que buscando mi amor solo terminan por destrozarme.
A veces encuentro a Dios en los lugares equivocados y termino por llamar altar a unas manos. Termino por conjurar pan y vino a unos labios. Termino por transformar mis plegarias en un nombre.
¿No lo ves?
Si me desmenuzas con tus dedos podrías mancharte de mí, pero prometo ser un desastre digno de ti. Si indagas en mis sueños, por favor, ten cuidado. Son muy frágiles para ser lastimados. Solo asegúrate de no romper mis semillas.
Si no tomas el tiempo de comprenderme, si aplastas mis granos para extraer su jugo, si cortas mi piel sin medida solo porque puedes, no olvides que eso que tienes en tus manos es mi corazón latiente.
¿No lo ves?
¿Acaso no escuchas sus latidos?
¿Acaso no observas sus movimientos?
A veces también lo olvido y confundo un beso con una mordida.
Si dices amarme, ¿Por qué no me entiendes?
Solo entiéndeme, por favor. No me entiendas para desnudarme. Entiéndeme para simplemente saber el porqué de mi nombre o de porqué cuando digo que quiero estar sola, en realidad me refiero a no me dejes, quédate.
He hecho de mi carne una promesa. Quizás si las manos correctas llegan y toman mi corazón con delicadeza, solo quizás, mis semillas podrían convertirse en un árbol. No en este fruto que se condena a si mismo a la putrefacción porque ama a ciegas. Siempre con el corazón colgado al cuello.
Mi amor es fruto maduro. Mi amor es fruto seco. Mi amor es fruto podrido. Mi amor es fruto vivo.
¿No me ves?
Amarme es esperar. No devorarme sin piedad.
Me parto sola cuando estoy lista. Así que si me abro ante ti, si mis secretos sucumben a tu tacto, recuerda que dentro de mí hay una herida de miel que sangra cuando se fuerza a ser abierta.
No me muerdas solo contémplame.
Mírame, por favor. Soy mucho más que esta carne.
Escribí esto como un vomito verbal. En el club de escritura siempre hablo sobre incomodar a nuestra escritura, así que esto fue un recordatorio para mí. Un espacio para retar lo que aún me cuesta aceptar. Escribir, ante todo, es observar lo incómodo.
No olvides que este domingo 15 de junio comienza nuestro nuevo mes en el club de escritura. Carta al padre, además de ser el tema del mes, es una oportunidad para aprender sobre la poesía epistolar: sus elementos, estructura y construcción. Todo esto mientras escribes para sanar la relación con la figura del padre junto a más de 50 mujeres de toda Hispanoamérica.
Si quieres incomodar tu escritura, el club es para ti…
Escribir desde la incomodidad es la valentía de enfrentar el miedo de la intimidad con una misma.
Lo amé.
Hermoso! Que lindo es leerte