Sonríe (aunque te quieras morir)

Reflexiones sobre la tristeza y la positividad tóxica.

A veces solo quiero estar triste. Sin más. Sin la obligación de sacar un aprendizaje de lo sucedido. Sin la carga de poner una sonrisa en mi rostro luego de llorar hasta no poder hacerlo.

En la actualidad parece casi imposible permitirse estar triste, como si la tristeza fuese una emoción mala. Así lo pensé por mucho tiempo. Encerré a la tristeza en un pozo tan profundo que cada que lograba escapar, me desbordaba. Inundaba cada rincón de mis pensamientos. Hasta el punto en que la tristeza y yo cambiábamos de posiciones. Yo, encerrada al fondo del pozo. Ella, controlando mi vida.

La realidad es que yo estaba intentando ocultar a mi tristeza, porque me hice creer que podía decidir anteponer una emoción sobre la otra. Que podía decidir NO estar triste, porque la única meta era alcanzar la alegría. Pero no se puede ocultar lo que se siente. Tarde o temprano sale a flote.

Vivir también implica atravesar emociones incómodas. El enojo. La envidia. La tristeza. Lo aprendí a la mala. Hasta que de tanto suprimir lo que me incomodaba, mi cuerpo no pudo contenerlo más.

Yo sentía que debía ser positiva ante todo. Justificar todo lo malo que me sucedía. Intentar sacar lo mejor de la peor situación y solo aprendí una cosa: es agotador pretender habitar la perfección. Nadie tiene una vida perfecta.

En redes sociales estamos acostumbrados a ver personas perfectas. Personas que se superan. Personas alegres. Personas que cumplen sus metas y sueños. Si hubiera más honestidad a la hora de mostrarnos vulnerables, quizás no tendríamos miedo o vergüenza a estar tristes. No podemos ser positivos todo el tiempo.

“Todo va a salir bien”. A veces las cosas no salen bien y está bien.

“Tú todo lo puedes”. No siempre se puede y está bien.

“Se tu mejor versión todos los días”. No siempre se puede ser y está bien.

“Las malas experiencias vienen a enseñarte algo”. No, a veces la vida solo es una mierda. Las cosas horribles no tienen justificación.

Evitar el sufrimiento también es una forma de sufrir. Sabemos que existe la alegría, porque hemos experimentado la tristeza. Sabemos cómo se siente la paz, porque nos ha habitado el enojo. No existe tal cosa como emociones buenas o malas. Solo son y ya.

No es realista solo habitar a la felicidad. Es humano hacerle una habitación a cada emoción que nos conforma. Hacer una habitación para el miedo. Construir un lugar seguro para el enojo. Crear un espacio de cuido para la tristeza. Ser humanos se trata de reconocer y validar TODO lo que sentimos. Sea cómodo o no.

La única manera de reconectar con nuestra naturaleza interior es permitiéndonos sentir. No huyendo.

Con amor, Blanca.

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Oyeeeee, si tú escribes, pintas, dibujas o simplemente CREAS este recordatorio es para ti: Habitar las emociones incómodas es NECESARIO para crear. Ser vulnerable es la única manera de conectar con el otrx.

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